El juego de encastre Qubic cumple diez años en el mercado. Este emprendimiento argentino apostó por el pixel en lugar del ladrillo: sus piezas son cúbicas, y permiten crear modelos articulados. En estos años, han dado a conocer sus fichas 3D a través de acciones de juego libre en museos, jugueterías y ferias. Para sorpresa de sus creadores, no solamente los chicos se enganchan con Qubic: los adultos mayores encuentran en este juego una actividad motriz terapéutica. Untable Magazine charló con Nicolás Poliak, diseñador industrial y director creativo de Qubic.
Un pixel es la unidad mínima que compone una imagen digital. Tiene un formato cuadrado. Este fue el punto de partida para repensar la imaginación de los chicos y chicas de hoy.
Así, en el año 2010 decidieron crear Qubic, un sistema de encastre a partir de piezas cúbicas. Y siguieron con otro producto, Tubix, unos tubitos flexibles de colores (parecidos a los “palitos chinos”) que, a su vez, se encastran con Qubic y aumentan las posibilidades de construcción.
Hoy, distribuyen a todas las jugueterías del país a través de Kidea Toys, marca que fabrica y distribuye Qubic y Tubix.
La línea de productos Qubic es amplia, y siempre basada en las piezas cúbicas. Su presentación tradicional es en frascos contendedores, que traen una gran cantidad de piezas (600 y 1200 fichas); y le siguen los packs Pocketoys, que traen pocas piezas y se venden a un precio más accesible para crear por temas y tener una primera experiencia con el producto; y los Qubicars, para armar autos y otros rodados.
Si bien la marca tiene como filosofía el juego “no directivo” (esto es, se fomenta la creación libre), cada pack viene acompañado de un pequeño manual de ideas-guía para iniciar una aventura constructiva, que sirve además para lograr un primer acercamiento a las posibilidades del juego.
Nicolás Poliak, diseñador industrial y director creativo de Kidea Toys, nos cuenta: “Qubic nació en 2010. ¡Cumplimos diez años! Para crearlo, nos inspiramos en los tradicionales sistemas de encastre que utilizábamos en nuestra infancia. Sin embargo, para representar la imaginación de hoy, partimos del pixel como unidad, pero con forma de cubo: así nació el formato de ficha como pixel 3D”.
A diferencia de otros juegos de encastre, las fichas cúbicas de Qubic permiten crear diseños articulados, como por ejemplo un robot que mueva la cabeza, los brazos y las piernas. Al respecto, Poliak añade: “El público recibió muy bien esto del movimiento así como la simplicidad del sistema para crear. El sistema de monopieza, que al principio puede parecer una variable limitante, luego da resultados asombrosos”.
Como emprendedores independientes, nos relatan que su principal desafío fue lograr la aceptación del producto por parte de los niños y niñas y de las familias, y luego sostener la marca y hacer nuevos desarrollos en la coyuntura económica de este país. Proyectan hacia el futuro agregar al sistema de encastre accesorios técnicos como engranajes, poleas y motores, para ampliar las posibilidades del juego hacia la mecánica y la robótica.
Para dar a conocer estos juegos, durante estos diez años de existencia hicieron todo tipo de acciones promocionales, como participación en ferias, vidrieras tematizadas, y talleres de armado en museos y en jugueterías. Encontraron que la forma más directa e inmediata de llegar al público es, en su caso, soltar una buena cantidad de piezas coloridas a granel y ver qué resulta de esa interacción.
Como resultado de esas acciones de interacción, destacan la simplicidad del producto para potenciar la imaginación de chicos y grandes, mientras se genera una sana integración. Los chicos y chicas (a partir de los 4 o 5 años) pueden jugar solos, o con amigos, o con la familia. Incluso, algunos adultos mayores encuentran en Qubic una actividad terapéutica estimulante de la motricidad.
Por Victoria Villalba, para Untable Magazine
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