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  • Foto del escritorVictoria Villalba

The Break Club. La terapia de romper cosas

En abril de 2012 abrió sus puertas The Break Club. Guido Dodero, su creador,

nos cuenta qué pasa dentro de este club secreto, donde podés liberar tus tensiones.



LO QUE PASA DENTRO DEL CLUB


Se escuchan gritos. Se rompen vidrios. Se destrozan computadoras y pantallas. Cada cual elije el combo que más lo seduzca: romper fotos, destrozar peluches regalados por exnovios, o guitarras, al estilo The Clash. Pero siempre con todos los recaudos necesarios: protecciones para los ojos, guantes, mamelucos y un ambiente especialmente diseñado para vivir esta experiencia sin lastimarse. Así, los participantes toman en sus manos un bate de béisbol y pasan a la acción. Después de la sesión de descarga, directo a tomar o picar algo en un patio al aire libre, para terminar de relajar.





“En general llegan bastante tímidos, como expectantes”, cuenta Guido Dodero, su creador. “Luego se van soltando a medida que se acercan al clímax de la experiencia. Nosotros los vamos acompañando en el proceso para que no se sientan solos o con miedo. Vas de a poco: entrás, te cambiás, elegís tus herramientas para romper, lo que vas a romper, la música... Y, en todo ese tiempo, vas cayendo. Pero hasta que no suenan Los Ramones fuerte y te encontrás solo en la habitación con un bate en la mano, no caés. A partir de ahí, ¡solo resta dejarse fluir!”, concluye.


Este club nace de la necesidad de sentirnos libres, de hacer por un rato lo que queramos, sin reprimirnos nada. Allí se celebran festejos de cumpleaños, despedidas de solteros, separaciones, y también funciona como un after-office. En cualquier caso, luego de descargar tensiones y tomar alguna cerveza (o simplemente meditar en silencio), los participantes salen del club contando que “es como un Disney para adultos”. Otros, refieren a Las Vegas, “lo que pasa en The Break Club, queda en The Break Club”.


LA TERAPIA DE ROMPER COSAS


Para muchas personas, romper cosas significa sacarse un peso de encima. “Es mucho más natural de lo que nos imaginamos”, sigue comentando su fundador. “Romper está en nuestra naturaleza. Por curiosidad, por defensa, por bronca, por lo que sea. Termina siendo una experiencia muy cercana y satisfactoria. Haber atravesado esta contradicción de emociones tiene una faceta de autoconocimiento”. Los participantes salen livianos, flotando, como una seda. Listos para tirarse en un sillón a relajar un poco y juntar fuerzas para salir de nuevo a la realidad. Pudo parecer un sueño, pero es real”.



LO QUE TE QUEDA CUANDO TE VAS


Una vez terminada la sesión de romper cosas, los participantes pasan a un amplio living o al patio al aire libre, donde hay bebidas, papas fritas o picadas a pedido, para terminar de “bajar” y relajar. Allí, suelen mirar los videos que filmaron sus amigos. Comparten los videoclips de las cosas estallando en slow-motion en sus redes sociales, y charlan con los que salen de romper, o con los que acaban de llegar.


DENTRO DE UNA PELÍCULA


El proyecto tiene varias inspiraciones cinematográficas. Su nombre refiere a la película Fight Club (El club de la pelea), y a su idea de querer ir en contra del sistema. Otras inspiraciones son Falling Down (Un día de furia) por la constante sensación de opresión del sistema contra un simple ciudadano, y Office Space (Trabajo basura), donde un jefe y una impresora les hacen la vida imposible a unos empleados y lo único que los alivia de todo eso es unir fuerzas y destrozar la impresora en cuestión.


REGALAR EXPERIENCIAS


La tendencia de regalar “experiencias” en lugar de regalos físicos pisa cada vez más fuerte. Incluso dentro de este universo, The Break Club propone salir de lo convencional. “Uno puede contar muy detalladamente lo que se siente saltar en paracaídas, pero cada uno va a interpretarlo a su manera. Yo puedo contarlo, pero ¡tenés que vivirlo aunque sea una vez en tu vida!”, afirma su creador. Ir a este club deja recuerdos y sensaciones que no se olvidan.


Antes de abrir The Break Club buscaron inspiración en otros países. Se encontraron con proyectos muy comerciales. Sin embargo, decidieron empezar como un club secreto, solo con reservas y escondido en una casa abandonada en Palermo. Luego, el boca a boca fue ganando terreno. Primero fueron conocidos de conocidos, hasta que salió en los medios y desde ese momento tuvieron que ir adaptándolo a lo que la gente nos les iba pidiendo. Algo que sigue sucediendo hasta nuestros días.


Desde que abrió sus puertas, grupos de amigos o parejas se juntan a vivir previas, se reúnen después del trabajo, o simplemente se entregan a vivir algo nuevo. Por sus habitaciones pasan muchas personas vinculadas al ámbito de la creatividad, publicistas, gente de medios o del mundo del arte.


The Break Club es un permitido. Es ese lugar con el que soñaste ir y no sabías que existía, hasta ahora. Es esa travesura que podés hacer de grande.



Por Victoria Villalba, para Untable Magazine




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