top of page
PNG NUEVO UNTABLE CONTENIDOS LOGO.png
  • Foto del escritorUntable Magazine

Un hogar hygge. La fórmula de la felicidad danesa

El hygge es una filosofía de vida que todos podemos practicar en casa.

En esta nota te contamos algunos de los secretos de los daneses

para alcanzar la felicidad puertas adentro.


En 2017 el estilo de vida hygge (que se pronuncia ju-ga), se hizo conocido internacionalmente gracias al libro Hygge, la felicidad en las pequeñas cosas, de Meik Wiking.


Este libro, que se convirtió en un best-seller según el New York Times en los Estados Unidos y el Sunday Times en el Reino Unido, se publicó un año después de que la Organización de las Naciones Unidas declarara a Dinamarca como el país más feliz del mundo.


El hygge no es una moda: es una filosofía de vida. El hygge es la sensación de bienestar que podemos encontrar en las cosas cotidianas y sencillas, como tomar una taza de té caliente, conversar tranquilamente con algún amigo, leer un libro en el sillón y disfrutar de una cálida iluminación a la luz de las velas.


Según el diccionario oficial de Oxford, el hygge es la sensación de calidez y confort que genera un sentimiento de felicidad en las personas.


Este estilo de vida nació en Dinamarca. En ese país nórdico, los inviernos son largos, fríos y oscuros: solo cuatro horas de sol al día, con temperaturas promedio de

0 °C. Si bien el clima en general es templado, llueve durante 170 días al año. Así, los hogares son los epicentros de la vida social.


Por esto, la sociedad danesa ha creado sus propias estrategias para el disfrute puertas adentro. En palabras de Meik Wiking, “(…) el hygge ha alcanzado un gran nivel de refinamiento en Dinamarca y se considera parte de la identidad y la cultura nacional. El hygge es el antídoto contra el invierno frío, los días de lluvia y el manto de la oscuridad. Así que, aunque se puede disfrutar del hygge durante todo el año, es durante el invierno cuando se convierte no solo en una necesidad, sino en una estrategia de supervivencia”.


Sin embargo, el hygge se practica todo el año (no solamente en invierno), ya que consiste en palpitar esa “sensación de hogar” en cualquier lugar. Estar con las personas que amamos, pasear por un parque, o simplemente estar solos y en paz disfrutando de una película, en un ambiente agradable y acogedor. El arte de cocinar y de comer lentamente también forma parte de esta filosofía: el disfrute consiente de los pequeños placeres cotidianos.


Si bien hay determinados elementos característicos de esta cultura, como el uso de velas, mantas, lámparas, objetos de madera y libros, el hygge se basa más en las vivencias que en el consumo de determinados objetos o “cosas”. En este sentido, es un estilo de vida sencillo de practicar.


Se basa en otro modo de entender la vida. En tiempos en los que estamos confinados en casa, poner en práctica esta filosofía danesa puede ser clave para nuestro bienestar “puertas adentro”. Podemos convertir nuestra casa en un refugio, un lugar de calma, de paz y seguridad, disfrutando del aquí y del ahora. Alcanza con apagar las luces, encender unas velas, y tomar ese té caliente o un buen mate.


Todos queremos ser felices. La alta calidad de vida de Dinamarca como país y su cultura hygge nos pueden servir como fuente de inspiración en la búsqueda de la felicidad.


TU RINCÓN HYGGEKROG


Podemos crear espacios para leer, meditar, ver películas o escuchar música. Los hyggekrog son rincones personales donde podemos relajarnos y desconectar del stress cotidiano. Para armar estos “templos caseros”, el hygge tiene sus secretos de decoración.


La iluminación. Encender una vela en casa, mientras vemos una película o leemos un libro, es clave para lograr una sensación de bienestar y encontrar la felicidad hogareña. En danés, las levende lys (luces vivientes) son la forma más rápida de entrar en un estado hygge.

Por eso, las velas son el elemento estrella en la iluminación “hyggelig”. También se suman algunas lámparas eléctricas, siempre y cuando incorporen luces cálidas y tenues.


Los textiles. Las mantas nórdicas y los almohadones son ideales para relajarse y acurrucarse en el sillón. Los textiles de lana, de algodón, de lino o las pieles sintéticas que podemos poner sobre banquetas, camas o sillones despiertan nuestro sentido del tacto y nos ayudan a encontrar esos pequeños placeres cotidianos.

Hace unos años estalló el furor en nuestro país por los tejidos nórdicos y, en particular, por las mantas extra-large, trenzadas y súper mullidas. Estas mantas se usan como abrigo, pero también como objetos decorativos. Para tejerlas, no se utilizan agujas, sino los brazos y las manos.

Entre los materiales más elegidos para las mantas nórdicas se encuentra la lana de vellón. “El vellón que utilizo proviene de la Patagonia. No es un material sintético. Proviene de la oveja. Elijo colores crudos, naturales o el visón, porque combinan con todo”, nos cuenta Romina Oliva, fundadora de la marca Quiero mi manta XXL. Además, Romina da talleres de tejido nórdico, ahora a distancia. Desde su taller en El Palomar (Zona Oeste), afirma que la sensación de tejer brinda una paz absoluta. El acto de tejer tiene propiedades sedantes, ayuda a cultivar la calma y la paciencia.


Las tazas. Tocar la textura de una taza de porcelana caliente, para beber un té o un café, nos brinda una sensación inmediata de bienestar.


Los libros. Son elementos indispensables de esta filosofía. Podemos armar pilas sobre mesitas o estantes en tus espacios de relax. Ubicar libros de arte o literarios en distintos rincones hyggekrog de la casa nos invita a tomar una pausa y regalarnos un momento coffee table para estar en calma y despertar la imaginación.


Los colores. En la cultura nórdica, el blanco es predominante, y se suman tonos beige, pasteles y grises para iluminar el espacio y crear un clima agradable.


La calefacción. Estar cerca de una fuente de calor completa el escenario. En los países nórdicos se utilizan chimeneas, estufas de leña y salamandras, pero también vale una calefacción eléctrica que podemos adaptar a nuestro estilo de vida en la ciudad.


Espacios libres. En la cultura hygge, “menos es más”. Evitemos sobrecargar los ambientes, conservemos espacios libres.


Todos podemos encontrar el placer en las cosas más pequeñas de la vida, y hacer que lo cotidiano se sienta extraordinario. Podemos aprovechar este tiempo de estar #encasa para cultivar una vida más saludable y feliz. Ya volveremos a reunirnos con nuestros amigos y familia: preparemos un ambiente acogedor, para compartir una buena charla y una merienda.

bottom of page