En un objeto tan cotidiano en la Argentina como las barajas españolas, aparecen figuras y elementos clave de la eurocultura: el Rey, como autoridad económica y territorial; los caballeros, guerreros implacables en busca de la conquista; las sotas, sumisos servidores; el oro, como elemento de riqueza, codicia y escasez, entre otros.
Gerónimo Araquistain juega con esta iconografía, ubicando a una chola en el lugar del Rey, decapitando y acuchillando una sota, y quitándole el filo a las espadas con la textura suave y esponjosa que caracteriza su trabajo.
¿Son objetos? ¿Son pinturas? ¿Son mosaicos? Lo cierto es que la técnica de Araquistain en estas obras –que se resisten a una clasificación– se basa en el mosaiquismo. A diferencia del collage, donde las capas pueden superponerse, el artista recorta meticulosamente cada pieza de tela y la encastra dentro de cada obra. Las paletas de colores –vibrantes, intensas, estridentes– provienen de las pieles de distintos peluches, insumo principal en su producción.
En El retorno del Rey, el pop se erige como lenguaje universal mediante el cual se nos invita a rever las reglas del colonialismo, para resetear nuestro eurochip y para construir un nuevo mazo de naipes.
Por Victoria Villalba
Texto de sala para la exposición “El Retorno del Rey” de Gerónimo Araquistain en el Centro Municipal de Arte de Avellaneda, Buenos Aires, Argentina, 2024. Fotos de sala por Fotografía de Obra.
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