Por Irene Gelfman
Lic. en Artes Plásticas (UBA)
A lo largo de la historia, el desnudo ha sido un tema recurrente en el Arte. ¿Qué pasa con el desnudo cuando un espectador se encuentra con un cuerpo tangible en un mismo espacio?
El enfrentamiento con un cuerpo físico y real implica una interacción, un vínculo entre el receptor y la obra. A partir de un breve recorrido por tres obras de tres artistas, Yoko Ono, Yves Klein y Marina Abramović, vamos a analizar este nuevo juego que se abre, pensar la nueva relación que se establece entre la performance y el público, que nos invita a reflexionar sobre las posibilidades de interacción, de participación y, por qué no, de cooperación entre el público y el artista.
La performance como género artístico: las antropometrías de Yves Klein
¿Cuántas veces el cuerpo de una mujer ha sido representado por el arte? Artistas de todo el mundo y durante todas las épocas han pintado, pintan y seguramente pintarán el cuerpo femenino. Pero hubo un momento extraordinario, por la década de 1970, en el que el cuerpo femenino no fue solamente fuente de inspiración, sino que fue literalmente un pincel. Yves Klein recalculó la forma de pintar el cuerpo femenino y, de esa forma, subvirtió por un momento el rol ancestral de la mujer en el arte.
El artista, brocha en mano, aplicaba color sobre el cuerpo desnudo de una mujer. Luego era ella misma quien se tumbaba sobre el lienzo, dejando la huella de su cuerpo como obra de arte. La silueta que quedaba en el lienzo era, indiscutiblemente, la de una mujer con las marcas de los pechos, vientres y caderas. Pero por primera vez no era erotismo, era lo que se llamó “Body Art”. No podemos afirmar que por esta acción Klein fuera feminista, pero resulta interesante este ejercicio al que llamó “Antropometría”, su lado más provocador y experimental, para pensar la relación entre cuerpo, pintura y acción.
Yoko Ono y “Cut Piece”: la performance feminista
Lo que podemos definir como performance feminista tiene sus raíces en el teatro de guerrilla y en las revueltas universitarias y callejeras de los movimientos feministas estadounidenses de la década de 1960. Los cuerpos de varias artistas feministas eran el soporte de la obra. Así, el propio cuerpo se convirtió en la materia prima con la que ellas experimentaban, exploraban, cuestionaban y transformaban. La performance es un género que permitió a las artistas buscar la definición de su cuerpo y sexualidad sin tener que pasar por la mirada masculina.
En la obra “Cut Piece” (1965), Yoko Ono permanecía arrodillada en el escenario e invitaba a los miembros del público a subir y a rasgar su ropa con unas tijeras. Yoko presentaba una situación en la que el espectador se implicaba en un acto potencialmente agresivo de desnudar a un cuerpo pasivo; deconstruyendo la relación supuestamente neutral entre el espectador y el objeto de arte.
“Cut Piece” también pone de manifiesto cómo la mirada inconsciente tiene el potencial de dañar e incluso destruir el objeto sobre el que se posa.
“Los espectadores fueron recortando las partes de mí que no les gustaban. Al final sólo quedaba yo, firme como una piedra, pero ni siquiera eso les satisfacía: querían saber qué había en esa piedra” (Yoko Ono, comentario de la artista, 1971).
Esta acción es un claro ejemplo de cómo actúa el humano ante un sujeto pasivo que no puede defenderse.
El sujeto pasivo, el cuerpo como receptor, como objeto y depositario de emociones de un otro: “Rhythm-0” de Marina Abramović
“Rhythm-0” es una performance llevada a cabo en 1974 por la artista serbia Marina Abramović en Nápoles. El texto plasmado en una de las paredes de la sala explicitaba: “En la mesa hay setenta y dos utensilios que pueden usarse sobre mí como se quiera. Yo soy el objeto”.
Abramović se posicionó junto a la mesa y adoptó un rol pasivo en el que se mantendría sumergida durante seis horas. A medida que las horas avanzaban, el ánimo del público registró un vuelco significativo, y sus acciones se tornaron cada vez más violentas. Un hombre efectuó un corte en su cuello y procedió a beber la sangre que manaba de la herida. Luego, dispusieron su cuerpo en la mesa con las piernas abiertas y ubicaron un cuchillo entre ellas. Incluso, cargaron el revólver y lo pusieron en su mano con el cañón dirigido hacia su cuello. Esta última acción suscitó el enfrentamiento entre dos facciones del público, la conformada por quienes querían protegerla y la engrosada por aquellos deseosos de perpetuar sus abusos.
Luego de cumplido el tiempo estipulado, Abramović se puso de pie y comenzó a caminar hacia la audiencia. Todos alejaron la mirada y huyeron para escapar de una confrontación real. Su cuerpo fue llevado al límite.
Minerva Universos Visuales busca un enfoque diferente a la hora de acercarse a las diversas manifestaciones artísticas, las del ayer y las de hoy. A partir de lecturas a contrapelo sobre la Historia del Arte, y la presentación de nuevos materiales invitan a reflexionar sobre esta gran urdimbre de significados que es la cultura.
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